jueves, 27 de agosto de 2009

La fuga


LA FUGA

En noviembre de 1974, David se encontraba ante el Tribunal Superior. Algunos cargos que pesaban sobre él
eran robo a mano armada, agresión con arma mortal, y conducción 145 kilómetros por hora en una zona donde esta
prohibido pasar de los 55.
A los 22 años de edad fue declarado culpable de todos los cargos y su sentencia fue de treinta años de prisión.
Aunque su padre era policía, siempre él estaba causándoles problemas tanto a el como a su madre. Estuvo recluido
en centros de detención y centros de rehabilitación juvenil y en cierta ocasión hasta lo enceraron en la comisaría
donde trabaja su padre. Esa noche su padre le dio tremenda paliza, fue muy fuerte que habría hecho cambiar a cualquier otro adolescente; pero a David no.
Luego huyó de su casa, paso algunas noches en casa de amigos y otras en la calle, con el tiempo nuevamente a la cárcel. Contra los deseos de su padre, su madre lo sacó.
Sus padres que tenían 5 hijos más, pensaron que quizás lo mejor sería alistarlo en el ejército.
Así fue y los diversos programas de instrucción influyeron en su conducta por un tiempo.
Pero luego se hizo adicto a las drogas y termino siendo heroinómano. En muy poco tiempo él y sus amigos comenzaron a robar para mantener sus vicios. Pronto sus robos aparecieron en las noticias tanto en la prensa como en la televisión. Así las autoridades lo detuvieron y recibió la sentencia de treinta años mencionada al principio.
Por años mantuvo una actitud de abierta rebelión contra las normas y reglamentos de la prisión, hasta que finalmente se dio cuenta que tal proceder lo perjudicaba. Entonces trato de obedecer las normas, con la esperanza de que lo trasladaran a una sección de régimen ordinario y con el tiempo le otorgarán libertad condicional
Tras diez años en prisión le concedieron el régimen ordinario y poco después el régimen abierto. Este le permitía salir de prisión por la mañana y regresar por la noche sin escolta. Un día no regreso inmediatamente después del trabajo y perdió el régimen abierto, aunque se le permitía seguir disfrutando del ordinario. Cuando llevaba casi once años de prisión, las posibilidades de salir en libertad condicional no parecían muy prometedoras. Una calurosa mañana de agosto de 1985 mientras se encontraba fuera de prisión, se le presentó la oportunidad de escapar.
Se fue a la casa de unos amigos que había conocido en la cárcel.
Entonces tomo una resolución, no volver a la cárcel jamás, lo que significaba que a partir de entonces tenía que evitar todo tipo de actividad criminal.
Así continúo su vida, trabajando por días en cualquier cosa que encontraba. Dejó atrás su nombre, lugar de nacimiento, antecedentes, familia. Todo era una mentira, pero mientras nadie se enterará el se sentía a salvo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario